A partir de la definición que hacemos de ciencias de la diversidad integrativa nos proponemos definir el marco teórico, conceptual, del traspaso del paradigma reduccionista-mecanicista al paradigma de la complejidad. Este desafío, por un lado crea las líneas de acercamiento de la unicidad-integrativa de las ciencias del comportamiento a la biomedicina, y por otro lado, propone una epistemología de las ciencias humanas y sociales desde la naturaleza cuántica.
Cabe proponer la Hología (holónico-holopraxis) como la metateoría que aborda la ciencia desde una perspectiva no reduccionista ni mecánica, lo cual nos permite resolver la difícil relación biomedicina-ciencias del comportamiento como modelo hegemónico dominante basado en el método científico. Esta necesidad de una nueva formulación conceptual se fundamenta en la multidimensionalidad del ser humano. Por esta razón, la teoría, el conocimiento, la experiencia de hacer ciencia, pasa por esta multidimensionalidad, es saber-hacer ciencia desde lo diverso entre el sujeto que hace ciencia con los fenómenos propios de su conciencia y la cognición que desarrolla de ser parte de una naturaleza donde crea cultura y sociedad, como realidades complejas a partir de las variables espacio-tiempo.
La mecánica cuántica (W. Heisenberg) sostiene que no hay partículas sólidas que formen los elementos del universo. Esto nos viene a decir que las partículas subatómicas no tienen estas características, por lo que no podemos hablar de cosas sino más bien de entidades que se comportan como partículas o como ondas dependiendo del observador y que no existen en sitios específicos, sino que muestran tendencia a existir.
En este nuevo paradigma emergente, la dimensión biológica es trascendental ya que se trata del individuo sujeto biológico quien asume la conciencia de hacer, crear ciencia y además se constituye como objeto-sujeto en investigación.
La biología, por su parte, enfocó su atención en una serie de fenómenos cuya comprensión no podía alcanzarse por medio del análisis, porque funcionan como totalidades complejas que, además, no es posible aislar de su entorno. Hasta el día de hoy los biólogos no han logrado dar respuesta a preguntas que necesariamente involucran la noción de funciones integradoras de los organismos. Preguntas del tipo ¿cómo se mantiene la estructura de un organismo a pesar de que sus partes se regeneran permanentemente?, ¿cómo se pasa en la embriogénesis de una célula huevo indiferenciada a la producción de un organismo completo, con su nivel de diferenciación extremo? o ¿cómo se producen las actividades integradoras del sistema nervioso central?, sólo pueden obtener respuesta apelando a procesos de interacción y coordinación complejos que involucran a todo el sistema y su ambiente de desarrollo (Capra).