Mediante su identificación más o menos completa con la actitud adoptada en cada caso, engaña cuanto menos a los demás, y a menudo se engaña también a sí mismo, en lo que respecta a su carácter real; se pone una máscara, de la que sabe que corresponde, de un lado, a sus intenciones, y, de otro, a las exigencias y opiniones de su ambiente; y en ello unas veces prepondera un elemento y otras el otro. A esa máscara, es decir, a la actitud adoptada se le llama persona. Con ese término se designaba la máscara que en la Antigüedad llevaban puesta los actores teatrales.
La persona es un complejo funcional que surge por razones de adaptación o de la necesaria comodidad, pero no es idéntica a la individualidad. La persona se refiere exclusivamente a la relación con los objetos. Hay que distinguir, por tanto, la relación del individuo con el objeto externo de su relación con el sujeto.
El individuo sujeto biológico en tanto a su carácter real, social, se presenta como persona, adoptando diversos roles (personas) adquiridos, dados o asumidos. En medicina el carácter de persona, en el sujeto que enferma o está sano, adquiere una relevancia dependiendo del rol que asume en su dimensión de interacción con la sociedad.
El sujeto que enferma es el individuo biológico, multidimensional, el cual en sus diversos roles participa de acuerdo al lugar que se le designa. En el caso de la medicina se le atribuye propiedades de objeto, por lo que ésta puede diagnosticarlo, intervenirlo, investigarlo y tratarlo como una persona asistida pacientemente. La persona asume el rol (la máscara) de paciente y a su vez, el mercado de la ciencias médicas y de salud, le atribuyen características al paciente de ser un cliente demandante de oferta y un usuario demandante de servicios generales y particulares de este mercado.
La persona en el sistema hegemónico dominante de sistema de salud y modelo biomédico carece de empoderamiento tanto como sujeto individual como sujeto social. La persona pierde su identidad ya que es capaz de reconocer que su biografía se la construyen, así como su contexto de historia que le toca vivir.
En un sistema de salud complejo y en un modelo holomédico, la persona se empodera como sujeto multidimensional (biopsicosocial, cultural, político, económico, ético, espiritual) como constructor no tan solo de su autobiografía, si no desde un sistema de holografía con una historicidad consciente.
La persona supera la categoría de paciente, usuario y cliente. Su acción participativa en los procesos de creación de los sistemas de salud, diseñando estrategias de autogestión de salud y modelos médicos, se auto define como persona que usa servicios y productos, adquiriendo el rol, personaje, de Persumidor y Persuario.
La emergencia del sujeto social a partir de la persona, sujeto biológico empoderado, se auto constituye como la entidad social que se define a sí mismo da carácter de sociedad y cultura en interacción con la naturaleza, construyendo la realidad que define como entorno. Este entorno común en medicina y ciencias de la salud es lo que caracteriza la salud pública y que por su carácter participativo adquiere la propiedad de ser cooperativa, solidaria, mutualista y mancomunada del bien común.
El complejo sistema de la persona disociado hasta hoy en una ecología interior y otra exterior por la naturaleza mecanicista dada como realidad única, ha de comenzar a cambiar. Este cambio ha de darse principalmente por coherencia humana, ya que el sujeto social al construir humanidad como especie, se conoce en múltiples dimensiones las cuales tienen un interfaz como campo de acción de la vida. Este interfaz se presenta como intext, el cual no es ni adentro ni afuera si no una idea consciente de envoltura protopsíquica social y cultural.
La persona es un interfaz que se autoconstruye, crea singularmente su realidad, lo cual le permite reconocer estos dos espacios o campos de acción participativa diferentes. Estos espacios obedecen a principios de funcionamiento igualmente diferentes, los cuales generan sensaciones de orígenes simultáneos, lo que le permite crear y desarrollar el proceso de ser una entidad vida y no de estar vivo.