La Salud Pública Cooperativista, surge como un nuevo paradigma como ciencia de la diversidad integrativa y como método de investigación y aprendizaje de la realidad social (Investigación Acción Participativa-IAP). Este nuevo paradigma debe incidir en profundas transformaciones en las políticas de atención médica y de gestión en salud, tanto para la comunidad científica como para la población en general, ya que urge la necesidad de mejorar la calidad de vida del ser humano, más allá de lo puntual de la relación salud- enfermedad y de la prestación del servicio asistencial sanitario. El empoderamiento de lo público por parte de las personas, a través de sus recursos y participación, crea este sistema de autogestión sanitaria, diferente en su concepción científica, filosófica y política del sistema actual.
El desarrollo científico técnico de las últimas décadas en las ciencias biomédicas, solo ha logrado incrementar las utilidades del mercado de la salud, haciendo rentable la investigación científica biomédica en beneficio de la industria farmacéutica (fabricantes de enfermedades) y de los grandes consorcios de mutuas, de la prestación privada de servicios y seguros de salud.
En la actualidad el discurso oficial habla de dificultades, limitaciones y falta de recursos, lo que autodenominan “crisis de la salud pública”, enmascarando el ajuste y restructuración del modelo hegemónico para la modernización del sistema y de la práctica médica, debido al fracaso de la ciencia positivista, como también el de “las escuelas de salud pública“ promotoras por mucho tiempo del intervencionismo, bio-individualizantes de la salud, como por ejemplo, el movimiento de la epidemiología clínica.
La nueva salud pública contempla también un diseño de educación, formación y capacitación de conocimientos y habilidades que deberán componer el nuevo perfil profesional de los trabajadores de la salud, en el contexto de incorporar nuevos actores para el ámbito de acción de salud cooperativista. Estos nuevos profesionales deberán ser capaces de cumplir diferentes roles en el proceso de construcción social de la salud.
La SPC garantiza la prestación universal de los servicios socio-sanitarios, estableciendo estrategias vinculadas a la recuperación, preservación y promoción de la salud. Como campo científico activo participativo garantiza la eficacia de sus principios, produciendo saberes y conocimientos acerca del objeto “salud” y fomentando la interaccionan de múltiples disciplinas en el proceso de investigación, desarrollo y educación para la salud. Como ámbito de prácticas, se establecen las bases estructurales y funcionales en diferentes instancias de la sociedad.
Existen, por lo tanto, las condiciones sociales, económicas, políticas y epistemológicas para presentar la salud pública cooperativista como un nuevo paradigma científico. La nueva salud pública está llamada a consolidarse como campo científico activo participativo y como ámbito de práctica interdisciplinaria abierto a la incorporación de propuestas de innovación social.